Con unos peques. Soy el segundo por la izquierda.

lunes, 31 de marzo de 2008

Peques, subjetividad y máquinas

Los peques no votan porque la razón infantil de los adultos lo impide. Dicho de otra manera, la subjetividad de los adultos es un profundo desarrollo de una lógica de las sociedades de control que, como la nuestra, limitan nuestra capacidad de imaginar otros mundos posibles; ahí es donde entra en juego la voluntad política de limitar el voto de un determinado grupo de la sociedad, los peques: a través de la subjetividad de los adultos se plantean razones por las que no se les puede conceder un derecho universal. Se trata de imaginar una sociedad plenamente democrática que esta sociedad tiene de alguna manera censurado. Porque aquí la cuestión es por qué los peques no pueden  votar, aunque evidentemente la pregunta clave que esto representa es otra: por qué algo o alguien ha puesto tanto empeño en que no voten y, consecuentemente, es obvio que aquí se da una deriva al respecto de que significa votar y qué obligaciones, y derecho, se tienen y adquieren.
De alguna manera este es un primer punto de vista, se trata de ver a los peques, repito otra vez, no a los niños, que es el hecho subjetivo en el que el discurso adulto se plantea una determinada adscripción medico-social. Los peques, venía diciendo, no pertenecen al discurso de lo adulto, son una categoría diferenciada y consecuentemente tenemos que plantearnos una metodología diferente para acercarnos a ello y, a su vez, la epistemología no puede ser sólo una hermeneútica del sujeto, sino ante todo de aquello que queda excluido de los dispositivos de control. Un comentario de una lectora a una entrada anterior, Ana, me recuerda que aquí corremos el riesgo de esencializar a los peques, al ponerlos en un plano natural por su estado, es decir que son más naturaleza que los adultos, y no puedo decir otra cosa que es verdad que se corre este riesgo cuando se trata el tema de los niños y el de los peques. Aunque si se parte de aquí, de la idea de peque y no de niño, se corre mucho menos riesgo, porque se parte de una idea de naturaleza (el objeto de la física cuántica) bien diferente y, consecuentemente, es difícil aplicarlo a los seres vivos tal cual los podemos pensar. Yo me planteo que los niños son los sujetos de un discurso, mientras que los peques serían individuos a los que aún no se les ha aplicado prótesis, o al menos no muchas. Los peques estarían más lejos de los máquinas políticas que, consecuentemente, serían los adultos (de ahí que el futuro imaginado sea la recrear la idea de cyborg). Por eso planteamos que los peques no votan y por eso mismo tendrían que votar, en la medida que se trata de romper con los dispositivos de control que plantea el estado-capital para con los adultos, dejar votar a los peques es plantear un elemento, ciertamente, redentorista de la política; de que se puede ser democrático sin ser máquinas para y por el medio político.

viernes, 28 de marzo de 2008

Por qué la Universidad

Por qué la universidad tendría que ser ese lugar objetivo, limpio e inmaculado que parece preceder a todo discurso institucional. Por qué un lugar que mueve millones de Euros, miles de empleados y otros miles de usuarios habría de estar libre del pecado original. Por qué un espacio dedicado, supuestamente, al pensamiento, la educación y el conocimiento no ha de tener zonas oscuras, recovecos, moralidades y sensibilidades varias. Por qué la universidad sólo parece ser un espacio discursivo y no un lugar, también, para el control social. Por qué de manera elemental se esconde que estamos ante un dispositivo eficaz de disciplinamiento de sus empleados y usuarios. Por qué la universidad se presenta a sí misma como la verdadera (cuando no la única) solución de todos los males de la sociedad, por qué dice disponer de todas las claves de todo y para todo y ser la llave del futuro de niños y mayores. Por qué un lugar lleno de cientos, si no a caso de miles, de despachos cerrados bajo llave, que tiene por todos sitios cámaras, vigilantes jurados varios, máquinas, encuestas y sistemas de control interno y externo dice ser más transparente y público de la sociedad. Por qué ese empeño en decir que es un lugar modelo de democracia si todo está baremado con unas asimetrías que impiden el normal funcionamiento de la opinión. Por qué el sistema de contratación tiene que ser tan oscuro, personalista e inequívoco. Por qué se dice que no existe política, creencia o Dios al que rendir cuentas. Por qué el lugar que crea, barema y legitima los títulos profesionales está tan alejado de la idea de trabajo. Incluso, por qué se plantea que el trabajo precario de becarios y profesores contratados varios es el futuro de la institución. Por qué el lugar que se presenta ante la sociedad como la avanzada de las grandes teorías sociales, científicas y técnicas está ausente de las manifestaciones sociales de carácter crítico. Por qué una institución que apuesta que lo individual es la raíz de los genios, que el trabajo oscuro y solitario tiene más valor que cualquiera que se realice fuera. Por qué la universidad parece un lugar elevado por encima del suelo gracias a los superegos que toman café en el campus. Por qué la universidad no consigue vender los libros que edita. Por qué nadie sabe qué hace el compañero del despacho de al lado. Por qué un lugar que se dice la catedral de la razón no tiene espacios para la discusión de su realidad. Por qué cuando un profesor adquiere un cargo de gestión ya sólo habla como si la legislación fuera la única verdad absoluta. Por qué yo no me puedo plantear esto en los foros universitarios, incluso, por qué yo no puedo saber si el año que viene formaré parte de la vida universitaria como profesor. Por qué tanto discurso de la razón si luego no tengo ni un sitio para aparcar mi coche, ni un comedor o un buzón para sugerencias. En, consecuencia, por qué la universidad se empeña de manera sistemática en enfrentar sentido común y razón, ¿acaso no son tan compatibles como defendibles?

jueves, 27 de marzo de 2008

Pensar antes de actuar

Es evidente que lo ocurrido con Mari Luz Cortés, esta peque de Huelva, primero desaparecida y luego asesinada por un pederasta y subnormal, dicho sin ningún tipo de carga médica y con toda la rabia que el caso me provoca (al contrario de lo que han hecho algunos medios que lo han medicalizado a sabiendas de que ya se había propasado con su propia hija y que habían urdido una trama para taparlo), me da mucho que pensar. Aunque algunos han intentado un linchamiento público lo primero es que nos pensemos, en profundidad y dando por hecho que estamos ante un tema muy complejo, que todo esto requiere de una decisión (política y, ante todo, social) valiente con respecto a este tipo de personajes. No se cuál es la solución, pero si se demuestra que la policía tiene registros de este tipo de seres sin que se hallan tomado las medidas adecuadas estaremos ante un acto que terminará por involucrarnos, haciéndonos responsables, a todos; en la medida que nos creemos que estamos protegidos cuando no lo estamos y que pensamos en un sistema de acción-reacción (sólo actuamos cuando algo ocurre, mientras nuestra preocupación cotidiana es la evasión vía "prensa" rosa). Así, pues, toca pensar y esperar que la justicia funcione como debe, sin dar ni una oportunidad al ser (obviamente que la defensa lo tratara de medicalizar, mecanismo cientifista que termina por justificar y perdonar todo de todo). En cualquier caso la lección la ha dado y la sigue dando el padre de Mari Luz, que a través del sentido común nos da mucho que pensar en una sociedad, cuando menos, un poco mejor...
Transcribo el Editorial (lo cuelgan en la red sólo el día concreto y no tienen archivo) del Diario Jaén del día 27 de Marzo, porque es un primer paso desde el mundo adulto para tomarse estas cosas en serio (aunque, claro, es el miedo de los adultos a sus propios fantasmas y atajando las cosas a su manera), por cierto, del mismo tono es el de otros medios, si pongo este es porque me es más cercano:
  • Editorial. Una investigación policial que aclara la muerte de Mari Luz. La detención de tres personas en relación con la muerte de la pequeña Mari Luz Cortés supone un alivio para la familia de la menor y también para tranquilizar a una opinión pública que vivió este caso con preocupación por las especiales circunstancias del mismo. El principal sospechoso ya fue condenado a dos años y nueve meses de cárcel por un delito de abuso sexual continuado a su hija. Unos antecedentes en los que se centró la investigación, en un primer momento, al ser vecino del barrio de Huelva donde residía la familia de Mari Luz. Al final, el cerco se acaba estrechando y su mujer y una hermana del detenido también son investigadas como encubridoras o cooperantes en los hechos. Comienza la batalla judicial de una familia que en los peores momentos supo mantener la calma y ahora dedicará sus esfuerzos para que el presunto responsable de los hechos no quede impune. Sorprende, al hilo de los primeros datos públicos de la investigación, que este sujeto con los antecedentes delictivos que tenía se hubiera apuntado al colegio donde estudiaba la niña para recibir clases. En este sentido, y con delitos de carácter sexual como este se replantea cíclicamente la mejor forma para tener controlados a unos sujetos que una vez en libertad vuelven a reincidir. Una situación que contribuye a formar cierta frustración social al comprobarse que los implicados salen a la calle mientras las familias de las víctimas quedan deshechas. Parece evidente en este y en otros casos que el seguimiento a estos individuos no se hace con las garantías suficientes que requiere la sociedad. Juristas y expertos deberían encontrar un punto de partida para que se establezcan los canales comunes necesarios para que una vez cumplan la condena, con los requisitos médicos necesarios, haya el control legal o sanitario que permita hacerles un seguimiento más eficaz que el actual.

lunes, 10 de marzo de 2008

Esta vez tampoco

Ayer los adultos de nacionalidad española tuvimos la oportunidad de ejercer nuestro derecho al voto. Obviamente, los peques se quedaron en casa o, en el mejor, de los casos acompañando a los suyos. Pero la verdad es que en un doble sentido podían haber votado como cualquiera: por un lado, porque la campaña no ha tratado ni un sólo concepto complejo que no hubiera entendido un peque al uso, de hecho, el tema de la familia, por poner un tema donde ellos se dan con especial profusión, no ha servido para que los partidos políticos se pensaran algo que supusiera un hecho mínimamente imaginativo al respecto. Y, por otro, porque la forma en que entendemos nuestra democracia permitiría perfectamente que los peques pudieran ejercer el derecho al voto.
Toca que nos pensemos, ahora, por qué los peques no votan. Ya no se puede decir que no tienen forma de razonar, de ver lo que es correcto, incluso que son manipulables, todo esto está disuelto, lo ha demostrado una vez más está forma de ejercer nuestra forma de participar en los "complejos" mundos en que vivimos hoy en día. Claro que así quien más difícil es la Conferencia Episcopal, que sólo tienen que confiar que a unos señores que son el arquetipo absoluto de todas las virtudes de Occidente (son blancos, hombres y adultos y para colmo de grandeza: heteros y católicos), les ilumine el espíritu santo. Claro que cuando se vive en esa oscuridad que les caracteriza cualquier lucecita, por extraña y exotérica que parezca, es mucho. Sin embargo, para estos señores los peques no son más que unos estúpidos que sólo pueden recibir su doctrina, sus enseñanzas... En última instancia una institución como la iglesia católica tiene que utilizar todo aquello que este en sus manos para inducir a los niños en una única dirección pues son la única manera que tienen de reproducirse. Digamos claro que a esta institución religiosa la familia, ya no digamos los peques, no le importa nada de nada, es por egoísmo puro y duro, pues ahí esta su única forma de supervivencia como especie parasitaria.
Pero, siguiendo con los asuntos serios, es decir pensarnos el voto infantil, tenemos que darnos cuenta que todo lo que libera a los peques para poder votar les impide, a su vez, decidir asuntos que sólo entienden los adultos, porque estos, a su vez, han delegado en otros su capacidad de decidir los por qué, los cuándo y los dónde. Dicho de otro modo, los adultos tampoco deciden nada y, consecuentemente, no están en disposición ni pensar por los peques. Por eso mismo, hay que darles la oportunidad de que ejerzan su derecho al voto, para que ellos saquen a la gente adulta de la estructura infantil que les atenaza o en el peor de los casos les ilumina de manera pueril y trivial, como le ocurre a los señoritos obispos.

lunes, 3 de marzo de 2008

Experimentos con niños

Estaba yo en que para el sistema educativo los niños son sujetos de experimentación y se me ocurre poner en google "experimentos con niños", así tal cual con comillas y todo, y cuál es mi sorpresa que me encuentro, entre los miles de entradas, que los peques de África (y parece que unos cuantos más de Asia y América Latina) son utilizados como parte de los experimentos de las empresas farmacéuticas. Hasta ahí nada nuevo, pero lo que me sorprende es que experimenten ciertos fármacos que se suponen para adultos, caso de la viagra, lo que no puede ser entendido más que un despropósito, algo que nos tendría que hacer que pensar que sentido tiene el ser peque en ciertas partes del mundo y adulto en otras. Claro que para el sistema escolar y, por supuesto, a las farmacéuticas no son acaso sino espacios (sujetos sociales en lugares concretos) de la experimentación social.
El problema es que aquí se esta experimentando en función de principios topográficos: que nadie que se mueva de su sitio, la reproducción del sistema socio-político, no porque sea el mejor que la gente puede soñar, ni porque sea el que más favorezca a unos pocos, que también, sino ante todo porque es la mejor manera de hacer que los peques se conviertan en sujetos sociales y que, consecuentemente, experimenten el lugar que de manera artificiosa les propone en un único lugar. El dispositivo experimental es constante sobre los peques y ocurre a todos los niveles, de la familia a las miradas del gobierno, y propone que todo lo que les rodea es de alguna manera algo natural y que, por lo tanto, puede parecer lógico que se actúe de manera altamente experimental, ya que ellos son el objeto social de lo que hubiera gustado ser a los adultos cuando eran niños y que lesvalida para el todo vale. En última instancia de lo que hablamos es de que el futuro de los peques es una construcción del presente de los adultos en función de intereses y vivencias del pasado; una vez más un despropósito que tiene que ver con tiempos adultos para ajustar el espacio que tienen que ocupar los peques. La derivación de esto es a veces de lo más curioso y es que permite la construcción de un discurso muy concreto, a la vez que muy moderno, de porque los peques naciendo todos igual de "naturales" unos son príncipes y otros mendigos, más allá de la cuna concreta en la que se duerme, y sólo "pueden" salir de ahí (se supone, porque nadie sale) cuando lleguen al mundo adulto. Una injusticia más que, repito, es un producto de los dispositivos experimentales.